La afición chilena se hizo sentir en casa. Con un estadio lleno y un ambiente ensordecedor, recibieron al seleccionado femenino colombiano, que afrontaba su partido más importante del torneo: la lucha por la medalla de bronce y el último boleto al Mundial.
El encuentro no fue sencillo. En un primer set, ambos equipos comenzaron igualados, pero rápidamente el conjunto chileno tomó ventaja en el marcador, impulsado por el apoyo de las gradas. Ese ambiente sacó de concentración a las colombianas, que no se sintieron cómodas en el partido.
En el segundo set, Colombia buscó recuperarse y tomó la delantera en los primeros puntos. Sin embargo, las chilenas ajustaron su defensa y, con sólidos bloqueos, emparejaron el marcador. Aunque las colombianas no se rendían y mantenían el partido cerrado con ataques precisos, los recurrentes errores en el saque –su principal problema a lo largo del torneo– impedían consolidar su dominio.
Para el tercer set, con la necesidad urgente de revertir el 2-0 en contra, Colombia intentó cambiar el rumbo del partido. Aunque lograron colocarse dos puntos por encima, los fallos en el saque reaparecieron, devolviendo el control a las chilenas, que aprovecharon para construir una racha de puntos consecutivos. A pesar de los intentos colombianos, las chilenas mantuvieron la cabeza fría y, tras un tiempo muerto estratégico, cortaron cualquier esperanza de remontada.
El encuentro concluyó con dos errores no forzados de Colombia: un mal saque y un toque en la malla, sellando la victoria para Chile por 3-0, con parciales de 25-15, 25-19 y 25-18. Las chilenas celebraron emocionadas entre lágrimas, la clasificación al Mundial frente a su apasionada afición.
A pesar de la derrota, las jugadoras colombianas mostraron su talento y precisión en ataque a lo largo del Sudamericano. Sin embargo, el primer torneo de Andrés Mesa al frente del seleccionado estuvo marcado por errores recurrentes en el saque y un desorden táctico, con jugadoras que en ocasiones se obstaculizaban entre sí, dejando espacios abiertos en defensa.
Desde el primer día del torneo, el cuerpo técnico chileno mostró un enfoque meticuloso y estudió a fondo a las colombianas. Asistiendo a todos los partidos de las cafeteras y, por tanto, presentando un equipo mejor preparado.
No todo es negativo para Colombia. Con el cuarto puesto en este Sudamericano, el equipo ahora espera conocer su posición en el ranking mundial, lo que podría abrir la puerta a una posible clasificación al Mundial. Este torneo es parte de un proceso de aprendizaje, y de estas experiencias el equipo podrá fortalecerse para el futuro.