La pista del Campeonato Mundial Junior de Ciclismo en Países Bajos fue testigo de una batalla electrizante. En el keirin femenino, la bogotana Valeria Hernández acarició la gloria: cruzó la meta con un promedio de 60.160 km/h, a solo 24 milésimas de segundo de la italiana Matilde Cenci, dueña del oro y del grito de campeona. La colombiana, con apenas 17 años, se colgó una plata que sabe a grandeza.
“Estoy muy feliz por ganar esta medalla. Estuve muy cerca del oro, pero es una emoción inexplicable. Fue una prueba muy dura, con muchas experiencias bonitas que me llevo a la casa”, contó emocionada Hernández, todavía con el pulso acelerado tras una final que la puso cara a cara con lo mejor del mundo.
La jornada fue intensa desde el arranque. Varias favoritas tuvieron que remar desde atrás en las repescas, como la rusa Veronika Solozobova, que se quedó fuera en semifinales tras ser superada por apenas dos milésimas por la belga Zita Gheysens. La propia rusa se despidió con la victoria en la final B, pero sin opciones de medalla grande.
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En la gran final, los primeros movimientos fueron de Gheysens y de la alemana Emilia Waterstradt, pero sería la italiana Cenci quien, con una potencia arrolladora, tomó el control en los últimos metros. Hernández se lanzó por el exterior, buscando la remontada imposible, mientras Waterstradt aseguraba el bronce. Al final, el oro volvió a Cenci, ya campeona también en la velocidad por equipos y en el kilómetro, y la plata viajó a Bogotá como un símbolo de una generación que empieza a brillar.
Con esta actuación, Valeria Hernández confirma que Colombia tiene presente y futuro en el ciclismo de pista. La plata no fue un consuelo: fue el anuncio de que una nueva estrella se abre camino a pedalazos.
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