Después de hacer historia al clasificar por primera vez a los cuartos de final de la FIBA AmeriCup, Colombia se encontró este jueves con un muro difícil de escalar: Canadá. El equipo norteamericano, plagado de talento NBA, demostró desde el salto inicial por qué es considerado uno de los grandes favoritos al título.
El arranque fue un golpe de realidad. Canadá se adueñó de la pintura, castigó cada espacio libre y cerró el primer parcial con un contundente 28-15. La tricolor intentaba responder con chispazos ofensivos, pero cada acercamiento encontraba la muralla roja en defensa.

La verdadera pesadilla llegó en el segundo cuarto. Canadá desató su arsenal desde el perímetro con seis triples que rompieron cualquier intento de resistencia. Angola, Atencia y Jackson fueron anulados por la presión defensiva, y al descanso la diferencia ya parecía inalcanzable: 54-25.
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Colombia, fiel a su espíritu combativo, no bajó los brazos en el tercer cuarto. Hansel Atencia y Michaell Jackson prendieron la chispa con triples que recortaron la brecha a 20 puntos y devolvieron por momentos la ilusión. Sin embargo, cada vez que Canadá aceleraba, dejaba en claro la diferencia entre una potencia consolidada y una selección que aún está en construcción.

Con el marcador 77-45, el último cuarto fue un trámite. Canadá administró la ventaja pensando en su duelo de semifinales ante Argentina, mientras Colombia luchó por cerrar su participación con dignidad. El resultado final, 94-56, reflejó la superioridad canadiense.
Más allá del marcador, el balance deja motivos para el orgullo. Colombia terminó con un 31% en tiros de campo, 21.8% en triples, 23 rebotes y 10 robos. Hansel Atencia brilló con 19 puntos y 3 rebotes, acompañado por Angola (9 puntos y 5 rebotes) y Romario Roque (9 puntos).
La tricolor se despide con una derrota dura, pero con un logro imborrable: entrar entre los ocho mejores equipos de América por primera vez en la historia. No es casualidad. Ya son tres participaciones consecutivas en la AmeriCup, y en esta edición el salto de calidad fue evidente. El proceso está en marcha; ahora el reto es sostenerlo con apoyo y continuidad para que lo conseguido no quede como una anécdota, sino como el inicio de una verdadera era para el baloncesto colombiano.
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