El telón cayó en Beidaihe y, una vez más, la bandera tricolor ondeó como dueña indiscutible del patinaje de velocidad. En la jornada de cierre, marcada por la exigencia de la maratón de 42 kilómetros, Colombia sumó sus últimas preseas para sellar el título mundial número 22 en la historia y 15 de manera consecutiva, un récord que parece escrito en piedra por la constancia, el talento y la hegemonía de los nuestros.
La prueba masculina fue un espectáculo de resistencia y estrategia. En un final cerrado, Kevin Lenis se colgó la plata con un tiempo de 58.29.913, apenas unas milésimas por detrás del campeón Anandkumar Velkumar (India, 58.29.747). El bronce también fue colombiano, gracias a la garra de Juan Jacobo Mantilla, que cruzó en 58.29.977, completando un doble podio tricolor que dio brillo a la última jornada.

En la rama femenina, el dominio fue de Taiwán, que copó los cuatro primeros lugares con Yi Hsuan Liu como campeona. Allí, Yicel Camila Giraldo fue la mejor colombiana, demostrando entrega y carácter con un tiempo de 1.08.53.837.
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Con estos resultados, Colombia cerró el Mundial con un balance arrollador: 44 medallas en total (20 oros, 16 platas y 8 bronces), muy por delante de Italia (18 preseas) y Chile (7). Más que cifras, son la confirmación de un legado que se renueva año tras año, generación tras generación.

En Beidaihe se escribió un nuevo capítulo de la historia dorada del patinaje colombiano. Quince títulos mundiales consecutivos ya no son solo un registro estadístico, sino la huella imborrable de un país que convirtió las pistas en su reino. Y aunque el Mundial baje el telón, el eco de las ruedas colombianas seguirá sonando como símbolo de grandeza.
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