La selección Colombia cerró su participación en el Campeonato Mundial Sub-19 de Voleibol enfrentando al líder del grupo, Finlandia. Aunque la ilusión matemática de clasificar seguía viva, el sueño terminó en la cancha. Sin embargo, también quedaron lecciones, momentos de orgullo y señales de que el futuro, bien trabajado, puede ser distinto.
Con un cierre de grupo exigente y el peso de haber perdido tres partidos, pero también con el impulso de su victoria ante Cuba, Colombia llegó este martes a su última presentación en Tashkent con una remota posibilidad de clasificación: ganar 3-0 o 3-1 y esperar que Corea del Sur venciera con idéntico margen a Estados Unidos. Era improbable, sí. Pero no imposible.

Un inicio que encendió la ilusión
Colombia salió a jugar con todo. Sabían que dependían de sí mismos para cumplir su parte del milagro, y así lo mostraron. Con ataques precisos, un bloqueo firme y buena organización en defensa, tomaron ventaja rápidamente (15-10) ante un equipo finlandés que no tenía presión encima. El set lo ganó Colombia por 25-22, y mientras eso ocurría, Corea del Sur también se llevaba el primer parcial ante Estados Unidos. La esperanza crecía.
De la ilusión al derrumbe

Pero el segundo set marcó el punto de quiebre. Finlandia reaccionó con categoría, ajustó su recepción y empezó a encontrar los huecos en la defensa colombiana. Del 15-10 a favor de la tricolor, el marcador se volteó con un parcial demoledor. Finlandia empató el partido ganando el set 25-21, y con él, comenzó a sepultar las aspiraciones cafeteras.
En el tercer set, Finlandia fue una aplanadora. Colombia, que estaba obligada a seguir ganando para mantenerse con vida, se desdibujó. El equipo europeo se puso 23-11 y selló el parcial con un contundente 25-15. La ilusión de clasificar se había terminado. El golpe fue más mental que táctico, y se notó en cada gesto dentro de la cancha.
Un último esfuerzo que no alcanzó

En el cuarto set, Colombia quiso despedirse con dignidad. Volvió a pelear, llegó a estar 13-11 arriba, pero Finlandia tenía otros planes. Con la solidez de un equipo que ganó cuatro de sus cinco partidos en fase de grupos, cerraron el partido por 25-21 y firmaron el 3-1 final.
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En paralelo, Estados Unidos vencía 3-1 a Corea del Sur, confirmando que las opciones de clasificación colombianas nunca estuvieron del todo cerca.
Lo bueno, lo malo y lo que viene

Colombia sumó 82 puntos totales en el partido: 29 por ataque, 14 en bloqueo, 1 por servicio y 38 gracias a errores rivales. Maicol Ortíz volvió a ser el alma del equipo con 23 puntos (16 en ataque y 7 en bloqueo), cerrando un Mundial en el que fue constante, determinante y líder.
El balance general deja más preguntas que respuestas. La falta de preparación, la tardía designación del cuerpo técnico, y la polémica exclusión de quienes lograron la clasificación, pesaron más que cualquier plan de juego. Pero también se vieron chispazos de talento, partidos emocionantes y jugadores que, con un proceso serio, pueden aspirar a más.
Colombia no clasificó, pero volvió a competir en un Mundial. Y aunque el resultado no fue el esperado, el proceso ya está sembrado: será trabajo de las ligas, la federación y el cuerpo técnico que venga, regarlo con tiempo, estructura y convicción.
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