La Selección Colombia femenina no solo no aprendió de su primer error en la SheBelieves Cup, sino que decidió profundizar en él. Tras un debut gris ante Estados Unidos (2-0), donde la falta de gol y rebeldía fueron las protagonistas, las ‘Superpoderosas’ volvieron a tropezar con la misma piedra, esta vez ante Japón. Y no fue un simple tropiezo: fue un derrumbe. Un 4-1 que deja al descubierto las carencias de un equipo que, pese a contar con talento de sobra, parece no saber cómo usarlo.
El técnico Ángelo Marsiglia, cuestionado desde su llegada al banquillo, prometió correcciones tras el fiasco ante las estadounidenses. Pero lo único que corrigió fue la nómina, con cambios en la portería, la defensa y el mediocampo. Luisa Agudelo reemplazó a Katherine Tapia bajo los tres palos, mientras que Ana María Guzmán, Mary José Álvarez y Ángela Barón intentaron darle solidez a una defensa que, como veríamos minutos después, seguía siendo un castillo de naipes. Camila Reyes reapareció en el mediocampo, y Karla Torres tomó el lugar de Mayra Ramírez. Cambios que, en lugar de solucionar problemas, los multiplicaron.
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El partido comenzó como un déjà vu de pesadilla. Apenas en el primer minuto, Mina Tanaka robó un balón en el centro del campo, avanzó como si las colombianas fueran conos de entrenamiento, y con un zurdazo imparable puso el 1-0. Siete minutos después, un córner mal defendido encontró a Momoko Tanikawa, quien sin oposición alguna anotó el segundo. Japón, eficaz y letal, ya tenía el partido en el bolsillo antes de que Colombia despertara del sopor inicial.
Las ‘Superpoderosas’ intentaron reaccionar. Linda Caicedo, la joya del Real Madrid, combinó con Leicy Santos en una jugada rápida y precisa que terminó en el descuento al minuto 44. Un destello de calidad en medio del caos. Pero ese gol, lejos de ser el inicio de una remontada, fue solo un espejismo. Japón siguió dominando con una frialdad escalofriante, aprovechando los espacios que Colombia regalaba como si fueran caramelos. Los pases profundos y los desbordes por las bandas desnudaron una defensa desorganizada y lenta, mientras que el mediocampo colombiano brilló por su ausencia.
#GOL 🇨🇴 | ¡Goooooooooool de Linda 🤩!
45’ Colombia 🇨🇴 1-2 Japón 🇯🇵
– Luego de dos goles tempraneros, la tricolor descuenta por medio de Linda y buscará el empate en la segunda parte de la #SheBelievesCup¡Vamos Linda 💛💛💙❤️!pic.twitter.com/yEZlSPCeNt
— Deporte Colombiano 🇨🇴 (@DeportColombia) February 23, 2025
El segundo tiempo fue una repetición del primero, pero con más dolor. Un error en la salida dejó a Maika Hamano sola frente a Agudelo, quien no pudo evitar el 3-1 al minuto 57. Luego, las lesiones se sumaron al desastre: Marcela Restrepo y Ángela Barón tuvieron que abandonar la cancha, dejando al equipo aún más expuesto. Para rematar, Agudelo cometió un penal innecesario sobre Tanaka, quien no perdonó desde los doce pasos y sentenció el 4-1. Cuatro goles en contra, dos partidos perdidos, y un balance desolador: seis goles encajados y solo uno a favor, obra de Caicedo.
Colombia nunca encontró un rumbo claro en ataque. Las individualidades de Caicedo y Ramírez, que entró en el segundo tiempo, no fueron suficientes para romper la férrea defensa japonesa. Los pases imprecisos, la falta de ideas y la nula capacidad para crear juego colectivo dejaron en evidencia un equipo que parece navegar sin brújula. Japón, en cambio, demostró por qué es una de las favoritas al título: eficacia, orden y una claridad táctica que Colombia ni siquiera rozó.
Con este resultado, las ‘Superpoderosas’ suman dos derrotas en la SheBelieves Cup y dejan más dudas que certezas. El proceso de Marsiglia, lejos de consolidarse, parece estancado en un pantano de errores tácticos y falta de identidad. Si algo queda claro, es que este equipo necesita cambios urgentes, no solo en la alineación, sino en su enfoque. De lo contrario, la Copa América podría convertirse en otro escenario de frustraciones.
En resumen, Colombia no solo perdió ante Japón: se perdió a sí misma. Y mientras las rivales avanzan, las ‘Superpoderosas’ parecen quedarse atrás, sin respuestas y sin rumbo. ¿Habrá tiempo para corregir el curso? Por el bien del fútbol femenino colombiano, esperemos que sí.
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