Después del tropiezo inicial frente a República Dominicana, la Selección Colombia tenía la obligación de reaccionar. Y lo hizo. En el Polideportivo Alexis Argüello de Managua, frente al anfitrión y con la presión de un público encendido, la tricolor vivió una noche de infarto que terminó en celebración: victoria 89-86 sobre Nicaragua, el primer triunfo de esta AmeriCup que devuelve la ilusión de avanzar a cuartos de final.
La jornada ya venía cargada de tensión. En el partido previo, República Dominicana venció 84-83 a Argentina, pero lo que marcó la noticia fue la lamentable pelea al cierre del encuentro: jugadores de ambos equipos se enfrentaron a golpes en mitad de la cancha, un hecho que dejó en suspenso las posibles sanciones de la FIBA. En medio de ese ambiente enrarecido, Colombia saltó al parquet con la presión de ganar para mantenerse viva en el grupo.
El comienzo, sin embargo, fue una pesadilla. Los locales arrancaron con ritmo arrollador y castigaron cada error colombiano. En apenas unos minutos el marcador mostraba un 22-8 demoledor. La defensa en la pintura era un colador y los malos pases se acumulaban. El primer cuarto se cerró con un duro 27-13 para Nicaragua, dejando la sensación de que el partido podía escaparse muy pronto.
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Pero en el segundo periodo llegó el cambio. La reacción comenzó con las penetraciones de Michaell Jackson y la energía de Romario Roque, que acercaron a Colombia a solo seis puntos. El ajuste táctico, apostar por tres aleros y cerrar los espacios en defensa, le dio aire a la tricolor. Al descanso, el panorama ya era distinto: 41-48, con Colombia metida nuevamente en la pelea.
El tercer cuarto fue una montaña rusa. Cristian Solis levantó un muro en la pintura y, con la ayuda de todo el equipo, obligó a múltiples pérdidas de Nicaragua. Sin embargo, la otra cara fue amarga: los contragolpes se desperdiciaban una y otra vez, con errores en superioridad numérica que impidieron la remontada. El anfitrión aprovechó la desconexión y cerró arriba por diez (71-61).
Lo mejor estaba por venir. En el último cuarto, Romario Roque se convirtió en héroe: defendió, anotó y asistió con temple, arrastrando al equipo en cada posesión. A su lado, Hansel Atencia encendió la pólvora desde el perímetro, clavando triples decisivos que hicieron vibrar al banquillo colombiano. El duelo entró a los segundos finales igualado a 83, y entonces apareció la experiencia: Braian Angola tomó el balón, atacó y anotó la canasta ganadora, la que selló un triunfo de oro para el baloncesto colombiano.
El marcador final, 89-86, no solo reflejó la entrega, sino también la madurez del equipo para darle la vuelta a un partido que parecía perdido.
Las estadísticas acompañaron la hazaña: Colombia cerró con 45% en tiros de campo, 36% en triples, 11 robos y 4 tapones, además de forzar 11 pérdidas. Los números individuales también fueron brillantes: Hansel Atencia, figura del juego con 24 puntos, 8 triples y 4 asistencias; Angola, líder natural con 18 puntos; Roque, clave en ambos costados con 17; y Jackson, firme con 14. Además, Cristian Solis fue fundamental con 9 rebotes y un trabajo defensivo que no siempre se refleja en las planillas.
Con este triunfo, Colombia se mete de lleno en la pelea por la clasificación y encara con confianza su próximo reto: Argentina, este lunes a las 4:00 p.m. (hora COL), en un partido que definirá el futuro del grupo y que llega condicionado por lo que resuelva la FIBA tras los incidentes entre argentinos y dominicanos.
La AmeriCup le regaló a Colombia su primera alegría, y la manera en que llegó, remontando, sufriendo y celebrando al final, deja una estampa épica que puede marcar el camino en el torneo.
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